lunes, 7 de marzo de 2016

UN PROYECTO LARGAMENTE ESPERADO - LA RESTAURACION DE LA IGLESIA DE LA ASUNCION

Obras de la Iglesia de la Asunción



"Al igual que hay personas que dejan huella en nuestras vidas, existen edificios con los que podemos tener una vinculación especial. Tal es el caso de la Iglesia de la Asunción, templo en el que se casaron mis padres, fui bautizado, recibí mi Primera Comunión, lugar de partida y llegada de tantas y tantas procesiones y en el que pasado gratos momentos haciendo fotografías.

Sin embargo, la historia de este edificio no ha sido lo que se dice feliz. Comenzó a construirse en 1546, concluyéndose en 1616, como consta en la lápida que coronaba su coro[1] (en la actualidad, en la cancela de la puerta principal). En 1779 se firma la escritura para construir un nuevo campanario, puesto que el anterior llevaba inacabado largo tiempo y amenazaba ruina, y el crecimiento del pueblo requería de una torre más alta para que pudieran escucharse desde más lejos las campanas. El peso de los nuevos cuerpos, de estilo barroco final murciano (obra del arquitecto José López)[2], realizados en piedra de sillería sobre un cuerpo inferior de mampostería ordinaria, será la causa de futuros problemas. El 25 de agosto de 1812 las tropas francesas entran en la villa, saqueando todo a su paso, no siendo una excepción la iglesia[3]. En 1936 la Guerra Civil supone la destrucción de la mayor parte de su patrimonio artístico: imaginería, órgano, y retablo.[4] Pero el suceso más trágico que sufriría el edificio en toda su existencia tuvo lugar cuando el 11 de enero de 1952 se viene abajo el campanario, llevándose consigo gran parte del templo y cobrándose una vida[5]. El 23 de enero de ese año se constituye una comisión pro-restauración. Pese a sus esfuerzos, la iglesia no recupera su anterior esplendor, con una torre, portada y coro que difieren de los originales. Además, con la reforma el altar mayor pierde su retablo de escayola, que había sustituido al de madera destruido en 1936. Se reabre al culto el 19 de mayo de 1963. El 7 de noviembre de 2000 recibe la categoría de Bien de Interés Cultural.

No obstante, el templo lleva muchos años necesitando de una restauración en profundidad y su estado empieza a ser preocupante, por lo que en 2010 decido crear un grupo en Facebook donde publicar fotografías para concienciar de la necesidad de una intervención, e ir actualizando la información sobre las tan ansiadas obras, que parecen no llegar nunca.

La restauración definitiva viene ligada desde un principio al párroco de la Asunción, Antonio Pérez Rivero, que de hecho fue destinado aquí con la idea de la obra, dada su anterior trayectoria[6]. De la obra se encargaría la Consejería de Cultura; en 2000 se elabora el proyecto y se reúnen las hermandades para desalojar la iglesia, que no llega a efectuarse por no producirse ninguna novedad. A cada año que pasa, va bajando el presupuesto asignado, y debido a la enfermedad del arquitecto Mascagni se realiza un segundo proyecto por Garví&Moro. En septiembre de 2014 se realiza una concesión por la mitad del importe de la cubierta, que básicamente era solo un retejado. Varias empresas presentan presupuestos para la obra, para la que es necesaria la calificación K, al ser B.I.C. (no hay en Tobarra ninguna que la tenga).

Tras la presentación de documentación, y conociendo su forma de trabajar, se selecciona finalmente a Nalleba S.L.U, de Hellín. Para otras tareas como pintura y extraída de escombros se recurrirá a gente del pueblo. El proyecto, prácticamente un “lavado de cara” no acaba de convencer y se elige a otro arquitecto, Gregorio Parreño, para la ejecución de la obra. El 23 de octubre de 2014 se firma el primer contrato en el obispado. Finalmente se desaloja la iglesia y en noviembre comienzan las obras, que pasaré a comentar.

Pese a que el proyecto inicial era repintarla, se procedió al picado de sus paredes exteriores. Esto ha hecho que se descubran y reabran varias ventanas tapiadas (algunas bien conservadas, otras no tanto), además de unos huecos en la pared trasera que podrían haber servido para algún tipo de alumbrado. Las ventanas de respiración han sido reabiertas, siendo todos estos nuevos vanos protegidos con rejillas para evitar a los pájaros. En la fachada principal se ha descubierto la piedra de dos de los ventanales de la bóveda, y en la tercera, que era de yeso, se ha rehecho con piedra. La portada principal, de hormigón armado, de momento solo se pintará. Las puertas han sido lijadas. Las ventanas son de madera de siroco con cristal anti vandálico exterior, y alabastro en el interior. Las cubiertas se han retejado. Como las falsas de la bóveda no tenían acceso, se construye una pasarela desde la torre al ábside. Sube el presupuesto al encontrarse las vigas en un avanzado estado de oxidación. El tejado de las falsas laterales, que era a base de palos, se ha reconstruido con vigas.

En la torre se aprecian tres formas de construcción: una base de hormigón, luego piedra (con muchos sillares) y a partir del segundo cuerpo es de ladrillo industrial. La parte central se deja a piedra vista y el resto se reviste de cal y arena. El tejado del campanario ha recuperado su aspecto levantino con tejas azules y blancas; color además de la Virgen titular del templo.

Las humedades del interior aconsejan realizar una zanja de drenaje bajo la cimentación, a tres metros de profundidad. El suelo actual se encuentra sobre unos 85 cm. de relleno por escombros, que habrá de ser eliminado. Han aparecido trozos del suelo primitivo, que será repuesto con barro cocido artesanal (unos 1.400 m2), así como la base de las columnas. Las catas realizadas en las paredes interiores han revelado piedra de muy buena calidad, además un púlpito y varias hornacinas tapiadas. El antiguo hueco del órgano, sobre la capilla de Nuestro Padre Jesús, se ha decidido que siga tapado. En el ábside irá de nuevo un retablo, que ha sido solicitado a la Diputación, que ha donado dos de los retablos de la antigua parroquia de la Asunción de Albacete.

Más de un año después del comienzo de las obras, las del exterior han sido concluidas, y se han gastado ya 700.000 euros. Hay que agradecer toda la generosidad que ha tenido el pueblo tobarreño para lleva a cabo esta obra, y el trabajo realizado por la comisión pro-restauración (así como el de otros colectivos). Pero muy especialmente, el del párroco de la Asunción, Antonio Pérez Rivero, que se ha volcado en que se hiciera realidad este proyecto largamente esperado. Ahora queda el interior, donde ya comenzadas las obras ha comenzado a verse el esplendor que tuvo en su día el templo; hagamos un último esfuerzo para que nuestra Semana Santa tenga la CASA que se merece, y la Iglesia de la Asunción siga siendo escenario importante de nuestras vidas."

José Rafael Navarro Algarra

(Artículo publicado en la revista de Semana Santa de 2016)


[1] MARTÍNEZ GALERA, Luis Enrique. Un testigo de la historia. Lápida conmemorativa de la construcción del templo de la Asunción de Tobarra. Libro de Semana Santa de Tobarra, 1998.
[2] MARTÍNEZ GALERA, Luis Enrique. La desaparecida torre de la Asunción. Revista de la Hermandad de San Roque nº3, 2012.
[3] MARTÍNEZ-CARDÓS RUIZ, José Leandro. Tobarra y la Guerra de la Independencia. Libro de Semana Santa de Tobarra, 1998.
[4] MARTÍNEZ GALERA, Luis Enrique. Mirando al pasado. Dos retablos perdidos en Tobarra. Libro de Semana Santa de Tobarra, 1997.
[5] MARTÍNEZ ORTIZ, Francisco. Recuerdos y vivencias de un tobarreño. Revista de Semana Santa de Tobarra, 1995.
[6] Entrevista a Antonio Pérez Rivero, 24-10-2015.

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